Maduro es colombiano. Así lo
admite la Sala Constitucional del TSJ, mediante sentencia publicada en la
Gaceta 40.909 del pasado lunes 23 de mayo de 2016.
Una sentencia silenciosa que trata de allanar el problema de la
nacionalidad de Maduro para que éste permanezca en Miraflores, pero que
confirma lo que tantas veces hemos denunciado: Maduro no puede ser presidente
porque tiene al menos doble nacionalidad.
La Gaceta en cuestión señala: “Sentencia de la Sala Constitucional que
establece, con carácter vinculante, que ante el supuesto de que una persona
ostente múltiples nacionalidades y una de ellas sea la venezolana, será ésta la
que tenga prevalencia en todo lo concerniente al régimen jurídico aplicable a
la misma”.
¿Por qué está sala, de manera silenciosa, dicta una sentencia que intenta
acallar el debate que está expandido en la calle sobre la usurpación de la
presidencia por parte del indocumentado Maduro? ¿Por qué estos magistrados, que
dicen conocer al dedillo la constitución, obvian el mandato de la misma que en
su artículo 227 obliga a quien aspire ser presidente el “ser venezolano por nacimiento y
no poseer otra nacionalidad”.
Cómo estos supuestos conocedores del derecho se saltan a la ligera el
artículo 41 que dice: “Sólo los venezolanos por nacimiento y sin
otra nacionalidad podrán ejercer los cargos de Presidente de la República…
magistrados del Tribunal Supremo de Justicia,…”
¿Es que algún magistrado tiene el mismo problema de Maduro? ¿Cuál otro
funcionario está impedido de ejercer funciones por la misma razón? No habla
nuestra constitución de “supuestos” ni de “múltiples
nacionalidades”, ella es clara y tajante: “SER VENEZOLANO POR NACIMIENTO Y
SIN OTRA NACIONALIDAD”. Ninguna sentencia puede estar por encima de la
Carta Magna, NINGUNA, señores
magistrados.
Una persona (Maduro) cuya partida de nacimiento no aparece por ningún lado,
que todo lo relacionado con su venida al mundo es “secreto de Estado”, que
no ha podido comprobar que es venezolano porque jamás ha presentado
públicamente su partida de nacimiento venezolana evidentemente no es nacido
aquí… Ni vino al mundo en El Palotal ni en El Valle, La Candelaria o Los
Chaguáramos como lo han señalado el denunciado y sus funcionarios.
Particularmente, he llegado a la conclusión que la nacionalidad que ostenta
Maduro, es la colombiana. El artículo 96 de la Constitución Política de ese
país así lo confirma: “Los hijos de padre o madre colombianos… que en algún momento se
domiciliaren en territorio colombiano” y Nicolás Maduro “por ser hijo de madre
colombiana y por haberse residenciado en territorio colombiano durante su
juventud”, lo es. Por ende, está IMPEDIDO de ser el presidente de 30
millones de venezolanos.
El pasado mes de enero, el Dr. Enrique Aristeguieta Gramcko en
representación de miles de ciudadanos que acompañaron su solicitud, planteó que
si Maduro no demuestra ante la Asamblea Nacional que es “Venezolano por nacimiento y sin
otra nacionalidad” su juramentación como Presidente debe ser declarada
nula, debe ser destituido de inmediato, y seguidamente llamar a elecciones
presidenciales.
Es hora que la Asamblea Nacional tome cartas en el asunto como órgano
legislativo y único poder con verdadera legitimidad. El parlamento tiene el
deber de garantizar el cumplimiento de la constitución y demás leyes de la
República. Ya basta de irregularidades en los documentos de identidad de quien
despacha desde Miraflores. No más encubrimientos por parte del CNE y del TSJ
para impedir que se conozca la verdad. No más espera de una Partida. Hagan
valer ya el exhorto aprobado por ustedes el pasado 10 de mayo en el cual
declararon en su primer decidido: “Denunciar la ruptura del orden
constitucional y democrático en Venezuela, materializado en la violación a las
disposiciones constitucionales por parte del Poder Ejecutivo Nacional, del
Tribunal Supremo de Justicia y del Consejo Nacional Electoral”
El pueblo venezolano el pasado diciembre se paró y en masa depositó su voto
por ustedes con esperanza de cambio. Hoy, ese mismo pueblo anda en la calle, en
colas, buscando algo para comer, medicinas para recuperar la salud, angustiado
por el hampa que la rodea y amenaza de muerte. Señores diputados, no le den la
espalda a ese pueblo. No defrauden nuestras aspiraciones de democracia,
libertad y justicia. Maduro no es venezolano, deponerlo por su condición de
extranjero es un mecanismo democrático y constitucional, que pone punto final a
la más ruin de todas las dictaduras sufridas por Venezuela y abre el camino al
Estado de Derecho y la democracia en Venezuela.
Cortesía: @NituPerez pereznitu@gmail.com
Periodista: Enrique Arteaga Sangronis
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